Pruebas de esfuerzo en niños y adolescentes con síndrome de fatiga crónico



El estudio realizado por Takken et al., publicado en marzo de 2007 en el International Journal of Sports Medicine, evaluó la capacidad funcional en niños y adolescentes diagnosticados con síndrome de fatiga crónica (CFS). El objetivo principal fue determinar si las pruebas de ejercicio máximo eran viables en esta población y cómo se relacionaban con los niveles de actividad física y fatiga.


Metodología del estudio

Se incluyeron 20 pacientes (12 niñas y 8 niños) con una edad promedio de 14.9 ± 3.7 años, todos diagnosticados con CFS según los criterios del CDC. La capacidad funcional se evaluó mediante una prueba de esfuerzo máxima en cicloergómetro, utilizando un sistema de análisis de gases expirados. Además, se utilizó un cuestionario para valorar la fatiga y un diario de actividad física para describir las actividades realizadas durante tres días. Los valores obtenidos se compararon con valores de referencia ajustados por edad y sexo, calculando puntuaciones Z.


Resultados principales

  • VO₂ pico absoluto: Puntuación Z de -0.33 ± 1.0 (p = 0.17), sin diferencias significativas respecto a los valores de referencia.
  • VO₂ pico relativo (ml/kg/min): Puntuación Z de -1.13 ± 1.41 (p = 0.002), indicando una reducción significativa.
  • Carga máxima (Wmax): Puntuación Z de -0.93 ± 1.29 (p = 0.07), mostrando una tendencia a la reducción.

Además, tanto la frecuencia cardíaca como la presión arterial en el esfuerzo máximo fueron significativamente menores en comparación con los valores de referencia. Se observó que los niveles de fatiga se asociaron positivamente con la edad y negativamente con la presión arterial en el esfuerzo máximo (p < 0.05). No se reportaron complicaciones durante las pruebas de ejercicio, y ninguno de los pacientes experimentó fatiga excesiva en los tres días posteriores a la prueba.


Conclusiones y recomendaciones

El estudio concluyó que las pruebas de ejercicio máximo son viables y seguras en niños y adolescentes con CFS. La capacidad máxima de ejercicio solo se redujo en una minoría de los pacientes y se relacionó con los niveles actuales de actividad física. Estos hallazgos sugieren que la inactividad física podría contribuir a la disminución de la capacidad funcional en esta población, más que el CFS en sí mismo.


Por lo tanto, se recomienda considerar programas de actividad física adaptados y supervisados para mejorar la capacidad funcional y reducir los niveles de fatiga en niños y adolescentes con CFS. Sin embargo, es esencial individualizar las intervenciones, teniendo en cuenta las características y necesidades específicas de cada paciente.


Referencia

Takken, T., Henneken, T., van de Putte, E., Helders, P., & Engelbert, R. (2007). Exercise testing in children and adolescents with chronic fatigue syndrome. International Journal of Sports Medicine, 28(7), 580–584. https://doi.org/10.1055/s-2007-964888


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