El ejercicio consistió en una combinación de actividades, incluyendo cinta de correr, bicicleta elíptica y bicicleta estática. Se prescribieron objetivos de calorías por semana (14 kcal/kg para el grupo de bajo volumen y 23 kcal/kg para el grupo de alto volumen), ajustados individualmente. La adherencia al programa fue del 83-92%, con una media de 3.6, 2.9 y 3.5 sesiones semanales para los grupos de alto volumen/intensidad, bajo volumen/intensidad moderada, y bajo volumen/baja intensidad, respectivamente. Se realizaron mediciones de plasma al inicio del estudio, a las 24 horas, 5 días y 15 días después de finalizar el ejercicio.
Resultados principales
1. Inactividad física: La inactividad física continuada resultó en un aumento significativo de lipoproteínas de baja intensidad, pequeñas y densas, y de LDL-colesterol (LDL-C), lo que refleja un deterioro en el perfil lipídico.
2. Ejercicio moderado: Se observó que incluso una pequeña cantidad de ejercicio prevenía el deterioro observado en la inactividad. En particular, el ejercicio de intensidad moderada (sin ser intenso) redujo de manera mantenida los niveles de VLDL-C y triglicéridos hasta 15 días después de finalizar el entrenamiento (P<0,05).
3. Ejercicio de alta cantidad: El grupo que realizó ejercicio de alta cantidad (pero no necesariamente de alta intensidad) mostró mejoras significativas en las fracciones de HDL-colesterol (HDL-C), las cuales se mantuvieron incluso 15 días después de finalizar el entrenamiento.
Este estudio subraya la importancia del ejercicio regular en la prevención de dislipidemias y enfermedades cardiovasculares asociadas, promoviendo la adopción de hábitos físicos sostenibles y accesibles.
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