El efecto de la música en una prueba con cicloergómetro de 10 km.



A pesar de que Hagen et al. (2013) no encontraron efectos significativos de la música sobre el rendimiento ni la fisiología durante una contrarreloj de 10 km en cicloergómetro, múltiples estudios y metaanálisis posteriores sugieren que la música puede mejorar el estado de ánimo, reducir la percepción del esfuerzo y, en ciertos contextos de ejercicio submáximo o autorregulado, aumentar la eficiencia del movimiento y el rendimiento físico (Terry, Karageorghis, Curran, Martin, & Parsons-Smith, 2020; Karageorghis & Priest, 2012a). Esos beneficios dependen de la modalidad de ejercicio, la intensidad, el tipo de música (síncrona vs. asincrónica), el ajuste del tempo y las preferencias individuales, de modo que la aplicación óptima de la música debe adaptarse a las características de la tarea y del deportista.


Durante ejercicio a intensidad competitiva, Hagen et al. (2013) sometieron a ciclistas entrenados a dos pruebas de 10 km en cicloergómetro: una con música motivacional y otra con auriculares bloqueados. No hallaron diferencias en el tiempo de contrarreloj (15.75 ± 2.10 min vs. 17.81 ± 2.06 min), frecuencia cardiaca máxima (184 ppm vs. 183 ppm), pico de lactato (12.1 ± 2.6 vs. 11.9 ± 2.1 mmol/L) ni percepción del esfuerzo (RPE 8.4 ± 1.5 vs. 8.5 ± 1.6) entre condiciones, lo que sugiere que, bajo esfuerzos autorregulados de alta intensidad, la música no altera significativamente la fisiología ni el rendimiento (Hagen et al., 2013).


Sin embargo, un metaanálisis de 139 estudios y 3 599 participantes encontró efectos ergogénicos moderados de la música en la respuesta afectiva, psicofísica y de rendimiento, especialmente en ejercicios continuos de resistencia submáxima y autorregulados, donde la música redujo la percepción del esfuerzo y mejoró la economía de movimiento (Terry et al., 2020). De forma similar, Karageorghis y Priest (2012a, 2012b) identificaron dos modos de aplicación: música síncrona, donde el ritmo musical está alineado con la cadencia del ejercicio, y asincrónica, sin sincronización directa, cada una con efectos diferenciados sobre la activación fisiológica, la atención y la motivación (Karageorghis & Priest, 2012a; 2012b).


La música síncrona ha demostrado mejorar la eficiencia biomecánica y la producción de trabajo en actividades cíclicas. Por ejemplo, Lim, Karageorghis, Romer y Bishop (2014) compararon música síncrona y asincrónica durante ciclismo en laboratorio y hallaron que la sincronización redujo la percepción del esfuerzo y mejoró la economía de pedaleo, sin alterar la frecuencia cardiaca, sugiriendo un beneficio ergogénico claro cuando el ritmo musical coincide con el movimiento (Lim et al., 2014). De manera semejante, Karageorghis et al. (2010) observaron que la música síncrona en ejercicio en circuito aumentó el trabajo total realizado y redujo el RPE comparado con condiciones sin música (Karageorghis, Priest, Williams, Hirani, Lannon, & Bates, 2010).


En contraste, la música asincrónica tiende a funcionar por distracción y regulación del arousal. Hutchinson y Karageorghis (2013) mostraron que, en intensidades bajas a moderadas, la música asincrónica reduce significativamente el RPE y mejora la afinidad afectiva, pero sus efectos se atenúan cuando el ejercicio alcanza intensidades muy elevadas donde la atención se centra más en las señales corporales que en el estímulo externo (Hutchinson & Karageorghis, 2013).


Otro mecanismo es la modulación del arousal: el tempo rápido y las características motivacionales de la música aumentan la activación simpática — frecuencia cardiaca y liberación de catecolaminas — optimizando el rendimiento en esfuerzos de potencia y resistencia (Karageorghis & Priest, 2012a). Además, la preferencia musical es clave: estudios recientes señalan que la música elegida por el propio deportista potencia la motivación y el disfrute, incrementando la adherencia y los efectos ergogénicos (Lim et al., 2014; Terry, Karageorghis, Saha, & D’Auria, 2012).


En tareas de resistencia prolongada, como el running autoseleccionado, la música motivacional incrementa la velocidad de carrera y el pico de frecuencia cardiaca sin modificar el RPE, y facilita la recuperación post-ejercicio al reducir la frecuencia cardiaca y la concentración de lactato durante la recuperación (Lim et al., 2014; Terry et al., 2012). Sin embargo, en esfuerzos máximos o de corta duración (por ejemplo, sprints de 30 s), los efectos ergogénicos de la música son menos consistentes y dependen del grado de fatiga y de la capacidad del deportista para mantener la sincronía rítmica.


En definitiva, aunque no todas las modalidades y niveles de intensidad se benefician de la misma manera, la música puede constituir una herramienta ergogénica valiosa cuando se selecciona y aplica de forma estratégica:


  • Para ejercicios submáximos y autorregulados, usar música motivacional asincrónica para distraer y reducir el RPE.
  • En ejercicios cíclicos (ciclismo, carrera), emplear música síncrona cuyo tempo coincida con la cadencia del movimiento.
  • Adaptar la música a las preferencias individuales para maximizar la motivación y el gusto.

Este enfoque personalizado y basado en la evidencia puede optimizar el uso de la música en clases grupales y entrenamientos individuales, mejorando el rendimiento, la adherencia y la experiencia del deportista.


Referencias

  • Hagen, J., Foster, C., Rodríguez-Marroyo, J. A., De Koning, J. J., Mikat, R. P., Hendrix, C. R., & Porcari, J. P. (2013). The effect of music on 10-km cycle time-trial performance. International Journal of Sports Physiology and Performance, 8(1), 104–106. https://doi.org/10.1123/ijspp.8.1.104
  • Karageorghis, C. I., Priest, D.-L., Williams, L. S., Hirani, R. M., Lannon, K. M., & Bates, B. J. (2010). Ergogenic and psychological effects of synchronous music during circuit-type exercise. Psychology of Sport and Exercise, 11(6), 551–559. https://doi.org/10.1016/j.psychsport.2010.07.002
  • Karageorghis, C. I., & Priest, D.-L. (2012a). Music in the exercise domain: A review and synthesis (Part I). International Review of Sport and Exercise Psychology, 5(1), 44–66. https://doi.org/10.1080/1750984X.2012.724728
  • Karageorghis, C. I., & Priest, D.-L. (2012b). Music in the exercise domain: A review and synthesis (Part II). International Review of Sport and Exercise Psychology, 5(1), 67–84. https://doi.org/10.1080/1750984X.2012.708678
  • Hutchinson, J. C., & Karageorghis, C. I. (2013). Moderating influence of dominant attentional style and exercise intensity on responses to asynchronous music. Journal of Sport & Exercise Psychology, 35(6), 625–643. https://doi.org/10.1123/jsep.35.6.625
  • Lim, H. B. T., Karageorghis, C. I., Romer, L. M., & Bishop, D. T. (2014). Psychophysiological effects of synchronous versus asynchronous music during cycling. Medicine & Science in Sports & Exercise, 46(2), 407–413. https://doi.org/10.1249/MSS.0b013e3182a6378c
  • Terry, P. C., Karageorghis, C. I., Curran, M. L., Martin, O. V., & Parsons-Smith, R. L. (2020). Effects of music in exercise and sport: A meta-analytic review. Psychological Bulletin, 146(2), 91–119. https://doi.org/10.1037/bul0000216
  • Terry, P. C., Karageorghis, C. I., Saha, A. M., & D’Auria, S. (2012). Effects of synchronous music on treadmill running among elite triathletes. Journal of Science and Medicine in Sport, 15(1), 52–57. https://doi.org/10.1016/j.jsams.2011.08.006
  • Bood, R. J., Nijssen, M., van der Kamp, J., & Roerdink, M. (2013). The power of auditory-motor synchronization in sports. PLOS ONE, 8(7), e70758. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0070758
  • Karageorghis, C. I., Priest, D.-L., & Terry, P. C. (1997). The psychophysical effects of music in sport and exercise: A review. Journal of Sport Behavior, 20(1), 54–68.


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