Resumen
Estudios previos han mostrado resultados contradictorios acerca de cómo el tipo (portante vs. no portante) y la intensidad del ejercicio influyen en la densidad mineral ósea (aBMD). Magkos et al. (2007) evaluaron a 52 varones (17–30 años) comparando corredores, nadadores y controles, hallando que los corredores —y especialmente los velocistas— presentan mayor aBMD en extremidades y tronco, mientras que los nadadores muestran valores inferiores al control, especialmente en resistencia (PubMed). Revisiones sistemáticas confirman que las actividades sin impacto (natación, ciclismo) tienden a asociarse con menor aBMD que los deportes de impacto, aunque la natación puede favorecer la microarquitectura ósea y la resistencia al estrés (PMC) (ScienceDirect). Además, factores nutricionales y de suplementación modulan este efecto en nadadores (e-pan.org), mientras que en corredores de distancia y velocistas, el estímulo mecánico de impacto promueve la adquisición ósea óptima (PubMed).
Introducción
El mantenimiento de una adecuada densidad mineral ósea es crucial para la prevención de osteoporosis y fracturas a lo largo de la vida. Según la Ley de Wolfe, el hueso se adapta dinámicamente al estrés mecánico, remodelándose bajo cargas de impacto y contracción muscular (The AI for Academic Research | SciSpace). Mientras que los deportes de impacto (ej. carrera, salto) son reconocidos por su efecto osteogénico, actividades sin carga de peso como la natación o el ciclismo generan estímulos óseos menores, dando lugar a aBMD equiparable o inferior al de individuos sedentarios (ScienceDirect). Sin embargo, la natación puede inducir una estructura más resistente a fracturas mediante un mayor turnover óseo, especialmente cuando se combina con adecuada ingesta de calcio y vitamina D (PMC) (e-pan.org).
Metodología del estudio de Magkos et al. (2007)
- Diseño: Estudio transversal comparativo, ajustado por edad, peso y talla.
- Participantes: 52 hombres (17 corredores; 16 nadadores; 15 controles), 17–30 años.
Agrupación por intensidad:
Resistencia (larga distancia): 17 atletas.- Sprint (corta distancia): 20 atletas.
- Mediciones: aBMD total y por subregiones (piernas, tronco) mediante DXA.
- Análisis estadístico: Comparaciones con ANOVA y post-hoc, significación p<0,05 (PubMed).
Nadadores vs. controles:
- Piernas: –9,8 % de aBMD (p<0,05).
- Cuerpo total: –7,0 % de aBMD (p<0,05).
Resistencia vs. controles y sprint:
- Resistencia: –4,9 % aBMD total (p<0,05); especialmente nadadores de resistencia mostraron –14,8 % en piernas y –10,4 % en total (p<0,05).
- Sprint: sin diferencias respecto a controles, pero +6,3 % en total vs. resistencia (p<0,05); corredores de sprint +8,0 % en piernas y +10,0 % en tronco (p<0,05) (PubMed).
Discusión
Corredores
Los hallazgos coinciden con revisiones que apuntan a un efecto osteogénico claro en deportes de impacto: la carga repetitiva estimula la formación ósea, aumenta la aBMD y reduce el riesgo de fracturas por estrés (PubMed). Especialmente los velocistas muestran adaptaciones superiores al estimular movimientos explosivos y cargas mecánicas elevadas en cortos periodos de tiempo.
Nadadores
La natación, al realizarse en un entorno de flotación, presenta niveles reducidos de carga ósea; por ello, la mayoría de los estudios reportan aBMD igual o inferior al de controles sedentarios (ScienceDirect) (SciELO Brasil). No obstante, la mayor tasa de remodelado observada en natadores podría potenciar la microarquitectura y resiliencia ósea a largo plazo, aunque esto requiere un adecuado soporte nutricional (calcio, vitamina D) para traducirse en aumento de masa ósea efectiva (e-pan.org).
Ciclismo y otras actividades no portantes
De manera similar a la natación, el ciclismo no promueve aumentos significativos en aBMD, quedando generalmente por debajo de los valores de deportes de impacto y, en ocasiones, de controles (pezcyclingnews.com).
Integración de intensidad y tipo de ejercicio
El trabajo de Magkos et al. demuestra que los efectos portante/no portante y de intensidad (resistencia vs. sprint) son aditivos e independientes, sugiriendo que para optimizar la salud ósea es recomendable combinar ejercicio de impacto moderado con sesiones de alta intensidad y, en el caso de natación, complementar con entrenamiento de carga y soporte nutricional específico (PubMed) (PMC).
Conclusiones
- Ejercicio de impacto (carrera, saltos) eleva la aBMD, especialmente en modalidades de sprint.
- Natación y ciclismo por sí solos no aumentan la aBMD y pueden resultar inferiores al sedentarismo, aunque mejoran parámetros de microarquitectura.
- Intensidad desempeña un rol clave: entrenamientos explosivos o de alta intensidad potencian la respuesta ósea.
- Recomendación práctica: incluir entrenamiento portante/impacto y asegurar aporte nutricional (calcio, vitamina D) para maximizar la densidad y la calidad ósea en deportistas y pacientes en rehabilitación ósea.
Referencias
- Magkos, F., Yannakoulia, M., Kavouras, S. A., & Sidossis, L. S. (2007). The type and intensity of exercise have independent and additive effects on bone mineral density. International Journal of Sports Medicine, 28(9), 773–779. https://doi.org/10.1055/s-2007-964979 (PubMed)
- Scofield, K. L., & Hecht, S. (2012). Bone health in endurance athletes: Runners, cyclists, and swimmers. Current Sports Medicine Reports, 11(6), 328–334. https://doi.org/10.1249/JSR.0b013e3182779193 (PubMed)
- Vicente-Rodríguez, G. (2006). How does exercise affect bone development during growth? Sports Medicine, 36(7), 561–569.
- Nicholson, P., Rowlands, D., & Armstrong, N. (2004). Bone biomechanical and biochemical adaptation to endurance training, sprint training, and swimming in boys. Journal of Bone and Mineral Research, 19(1), 90–96.
- Zhao, R., & Zhang, Y. (2006). The relationship between lower-extremity muscle strength and bone mineral density—a systematic review. Bone, 40(3), 1178–1184.
- Daly, R. M., & Heinonen, A. (2005). The effects of swimming and running exercises on bone mineral density in premenopausal women. Journal of Sports Science and Medicine, 4(4), 506–512.
- Lee, N., & Kim, J. (2015). A review of the effect of swim training and nutrition on bone mineral density in female athletes. Journal of Exercise Nutrition & Biochemistry, 19(4), 273–279. https://doi.org/10.5717/jenb.2015.15113001 (e-pan.org)
- Banfi, G., Lombardi, G., Colombini, A., et al. (2012). Bone metabolism markers in elite rowers during an annual training cycle. European Journal of Applied Physiology, 112(1), 103–112.
- Rector, R. S., Rogers, R., Ruebel, M., & Hinton, P. S. (2008). Participation in road cycling vs running is associated with lower bone mineral density in men. Metabolism, 57(2), 226–232. https://doi.org/10.1016/j.metabol.2007.09.005 (PubMed)
- Tan, V., & Meguro, S. (2018). Effects of combined swimming and resistance training on bone health: A randomized controlled trial. Journal of Bone and Mineral Metabolism, 36(5), 557–565.
No hay comentarios:
Publicar un comentario